Lamentamos las molestias.
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Cada vez que veo una bufanda snow roja me acuerdo de ella. La chica con ropa urbana y bufanda roja. Iba a mi misma Facultad, la veía todas las mañanas antes de entrar en clase y después se perdía entre la marea de estudiantes. La vi por primera vez un frío día de noviembre, me llamó la atención y ya no pude dejar de fijarme en ella en todo el primer año de carrera. Siempre coincidíamos a las 8:55 de la mañana caminando por el paseo que lleva a la facultad; siempre estaba un poco por delante o por detrás de mí. Nunca hablábamos, como mucho caminábamos a la misma altura, juntos pero separados por un mundo. Un día salí de casa decidido a hablarle. Aligeré el pasó y me situé a su lado. Le miré la cara de cerca por primera vez y justo en el momento en el que iba articular palabra sonó su móvil y contestó con un: “Hola, cariño”. Llegó la primavera y se quitó su bufanda. Ese día fue lo más cerca que estuve de ella.